Miguel se lleva una gran alegría cuando se percata, en una de las citas con Begoña, que uno de sus cerdos, ‘Sr. Mariano’, ha venido a darle una sorpresa. Pero la alegría durara poco porque a la Eva no le parece bien que la gente crie a los cerdos para después matarlos. "Esta es mi profesión”, se justificaba él. “Yo no podría criar un cerdo y después comerme el jamón", decía ella.
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