Ricardo, en su primera cita con Johana, le ha dejado claro su adoración por la cultura japonesa. “Si hubiese vuelto a nacer, hubiese sido un auténtico Samurái, sin ninguna duda. Todo eso de la cultura japonesa me encanta, me viene de pequeño”, explica el madrileño. Además, ha querido pintar la cara a Johana como una “auténtica geisha”… sin mucho éxito. “Creo que mi hija pinte mejor que él”, asegura la argentina al verse en un espejo.
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